Aljibes, Albercas y Acequias
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
- Romance sonámbulo. Lorca
Si hay tres elementos que caractericen Granada, son los aljibes, las acequias y las albercas, tan enraizadas en Al-Ándalus, que incluso sobreviven a nuestros días. Si no sabes nada sobre la importancia del agua en el Islam, o la Red Hidráulica de Madinat Garnata, ¡échale un vistazo a estos post primero!
Un aljibe es un elemento arquitectónico subterráneo que ayudaba a almacenar agua potable procedente de la lluvia. Su origen está en el Imperio Romano y en su clima semiárido, y a su vez, los árabes lo legaron en la península. Actualmente en el Albaycín siguen siendo usados, y es muy destacable su presencia en el Barrio, debido a su numerosidad y diseño. Eran imprescindibles para la vida en la época debido a que abastecía a toda la población para usos cotidiano, agrícola y religioso. Así pues, en un paseo por loas callejuelas del barrio encontraras varios aljibes en piedra y ladrillo, oculta su forma más esencial, pero que dotan de personalidad y esencia el lugar.
Por otro lado, la acequia es una zanja a cielo abierto que conduce el agua de regadío y de abastecimiento a poblaciones. Tuvo especial desarrollo en la cultura árabe con inspiración en los acueductos romanos, y aprovecharon la orografía granadina para la distribución del agua, formando una red de ramales a partir de la acequia principal.
Para finalizar, la alberca es un estanque artificial que se usaba para el regadío mediante su integración en una red de acequias. Sabemos también que su uso, tanto útil como ornamental, se dio también en otras culturas, pero los árabes perfeccionaron su belleza y utilidad hasta el extremo de crear un concepto propio, como puede ser el de Alberca Andalusí.
Si te preguntas en qué consiste ese termino, déjate llevar e imagina el Palacio del Partal, por ejemplo. Visualiza la belleza del agua irradiando un nuevo palacio en ella, donde los peces beben de una realidad de ensueño.
La Lola aquella,
que se miraba
tanto en la alberca.
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